Fundación Chacras de Buenos Aires (FCBA) es una organización sin fines de lucro que misiona desde 2001 por el desarrollo humano sustentable. Con base en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, recibió habilitación formal por resolución de la Inspección General de Justicia en 2011.

Andrea Vega -su fundadora y directora- se crió en la YMCA la Asociación Cristiana de Jóvenes (Young Men Christian Association por sus siglas en inglés) en un ambiente de respeto y consideración para los valores de la vida: justicia, paz, amor y solidaridad. Su juventud coincidió con un momento crítico del país: la dictadura militar. Ella decidió hacer servicio, ayudando a los profesores y enseñando a nadar a un grupo de niños con síndrome de Down. Durante este período aprendió sobre liderazgo y a lograr traccionar la cooperación entre diferentes grupos de la sociedad en cuestiones sociales, económicas, políticas y culturales haciendo foco en aquellos puntos donde podrían encontrar coincidencias sin contradecir sus propias identidades.

Finalizar la secundaria coincidió con el fin de la interrupción del orden constitucional en el país y el retorno de la Democracia. Andrea trabajó para el Poder Judicial de la Nación, sintiendo que necesitaba poder ser protagonista de un cambio social y generadora de oportunidades para comunidades aparentemente invisibles. Fue entonces que con algunos amigos, formó un equipo que comenzó a hacer trabajo social en una comunidad de escasos recursos de la ciudad de Buenos Aires, la «Villa 21».

En 2001, el Gobierno cedió al equipo -por 15 años- el uso de un viejo galpón ferroviario de 900m2 frente a la Villa 21, para el desarrollo de su misión. Junto a voluntarios locales y extranjeros, crearon un espacio multifuncional que servía como merendero y comedor para la comunidad. También se realizaban actividades sociales, se enseñaban talleres de oficios con salida laboral y al mismo tiempo se ofrecía como un sitio donde se invitaba a crear ya exponer arte.

Cuando Andrea estaba llegando al final de su carrera universitaria, su trabajo de tesis se basó en el desarrollo de comunidades vulnerables, teniendo el turismo como herramienta. Teniendo en cuenta que en Argentina no se conocía este concepto, decidió trabajar como voluntaria en la comunidad española de Peñiscola, España. Allí pudo ver que el turismo auto-gestionado por las comunidades y el desarrollo sostenible eran posibles.

Cuando regresó a Buenos Aires, se tituló con honores en Licenciatura en Turismo, enfocado en turismo inclusivo en Argentina. Inmediatamente, el Gobierno argentino la contactó para implementar su propuesta en todo el país. El proyecto consistía en enseñar a las comunidades sobre desarrollo sostenible, turismo justo y autogestión de emprendimientos familiares rurales. Andrea, en su recorrido por el país sensibilizando sobre estos temas, compartió sus conocimientos y al mismo tiempo conoció mucha gente nueva que le enseñó sus técnicas ancestrales de construcción sostenible, que hoy en día son uno de los pilares de la Fundación.

Después de dos años de intercambiar conocimientos con las comunidades rurales, el Gobierno quedó sin presupuesto y se discontinuó el proyecto. Fue allí donde el equipo comprendió que el círculo virtuoso no podía ser interrumpido y comenzó la «Fundación Chacras de Buenos Aires, desarrollo humano sustentable».

La ONG resultó ser la combinación perfecta de sus áreas de interés y, por lo tanto, se hizo foco en cuidar la casa grande, este mundo en el que todos convivimos, involucrar a las personas con discapacidad, el desarrollo humano, la equidad y el respeto a la sabiduría ancestral. Así nació el programa conocido en la Fundación como «Guardianes del Ambiente» que impulsa el desarrollo de un nicho con muchas dificultades para insertarse en el mercado laboral genuino, interactuando con pacientes secuelares, voluntarios internacionales y adultos mayores co-creando e intercambiando fortalezas.

En 2015 vence la cesión del uso del galpón y el Gobierno decide construir allí un barrio PRO.CRE.AR por lo que se los expropia y se pierde el espacio multifuncional.

Lo que se vivió como el fin de la historia, resultó ser un nuevo comienzo. Desde ese momento los talleres son itinerantes y gracias a ello la ONG se fortaleció y hoy se han esparcido sus técnicas, sus programas de desarrollo humano sustentable y Guardianes del Ambiente desde Tierra del Fuego -Ushuaia – hasta Quitilipi –Chaco.